Pues me estoy aficionando a esto de hacer un repaso del año que ha pasado. Releyendo el resumen de 2016, llego a la conclusión de que es un ejercicio de introspección que, por hacerlo público, me obliga a ser más riguroso en el análisis y a elegir con más cuidado los detalles a los que presto atención. Esta vez voy a mirar atrás un poco más allá de este año.
Sin entrar en intimidades que no vienen al caso, 2017 ha sido un año irregular: lleno de altibajos y experiencias diversas; plagado de adjetivos que van desde precioso hasta desolador, de emociones intensas como el desconsuelo e incluso el amor, de viajes dentro y fuera de España, de retomar el gusto por leer y escribir, de pérdidas y ganancias, de formar parte de proyectos ilusionantes y, sin embargo, terminar el año con una cierta sensación de “nido vacío”…
La vida es así, poliédrica, a veces difusa y a veces cristalina.
Si tratara de contar lo que me ha sucedido este año desde un punto de vista estrictamente profesional, me tendría que centrar en esa parte de mi vida que ha girado alrededor de eDreams ODIGEO.
Los dos años que he pasado en el equipo de Agile coaches de eDreams Odigeo han sido una experiencia muy gratificante y de la que ya he compartido mis principales aprendizajes. Aunque ya conocía y aplicaba Kanban con mis clientes durante mi etapa como freelance, en eDreams he tenido la oportunidad de utilizarlo a la escala de una empresa de 1700 empleados y con un gran compromiso en toda la organización. Además, la propia evolución de “la comunidad kanbanista” ha ido enriqueciendo esta experiencia. He aprendido mucho y hoy me siento un consultor mucho más completo que hace 2 años.
Estar tanto tiempo en un proyecto tan exigente como la transformación de eDreams también me ha dejado heridas: muchos viajes a Barcelona, con el consiguiente cansancio y desconexión de la vida social en general, tan necesaria para el desarrollo (personal y profesional). Aunque he asistido a algunos eventos, echo de menos compartir experiencias y conocer gente nueva en @madriagil (la comunidad agilista en Madrid) porque es la manera más efectiva de aprender y de poner en valor lo que sabes.
Desde luego, para mi próximo destino, voy a poner en un lugar muy alto de mis prioridades el establecer vínculos entre la gente con la que trabaje y las comunidades profesionales más cercanas. El aprendizaje viene también por tener una actitud global de curiosidad y ventanas abiertas.
Una parte de lo que he ido publicando este año se ha alimentado (y ha alimentado) lo que publicaba internamente en eDreams. La serie de artículos “El desarrollo de software son conversaciones” son un ejemplo de ello.
Me he propuesto seriamente compartir todo este conocimiento consolidado. Para ello, entre otros, uno de mis planes es fusionar la web http://jmbeas.es con este blog para que los contenidos tengan más coherencia y sean más fáciles de localizar. Otro propósito es publicar con mayor regularidad. Mi falta de autodisciplina, mi gran talón de Aquiles, juega aquí en mi contra.
Este período de descanso hasta retomar la actividad profesional me está sirviendo para reevaluar mis capacidades y mis posibles propuestas de valor. En los últimos tiempos he llegado a la conclusión de que mi rol, en el que me siento más cómodo y como aporto más valor, es el de ese explorador de la tribu que, de tanto en tanto, abandona el poblado para adentrarse en zonas desconocidas, y que vuelve (con suerte, sin heridas) para ir rellenando los mapas que el resto de la tribu usará para sus diferentes actividades. Además, yo concibo este rol internamente, como parte de mi trabajo, y también externamente, como miembro de eso que llamamos “la comunidad”.
Para mí, Agile-Spain viene siendo, desde el principio de su existencia, un vínculo maravillosamente ambigüo entre mi vida profesional y mi vida personal. Tengo pocos amigos de ésos a los que les cuentas las intimidades, pero la mayoría son agilistas. Por eso mismo, mi conexión con esta comunidad profesional es bastante emocional.
Tras mi última etapa en la Junta Directiva de la asociación, he quedado muy satisfecho de mi aportación y la de mis compañeros. Sé, además, que quienes “se quedan con las llaves” son gente seria y que también le tienen a Agile-Spain un cariño similar al mío.
Mirando un poco más atrás, en otro artículo retrospectivo que escribía hace 3 años, veo que he ido poniendo en práctica los aprendizajes de por aquel entonces. Aún me queda bastante por mejorar, pero ahora soy mucho más humilde y compasivo de lo que era antes, lo que me ha permitido aprender mucho en todos los terrenos, no sólo en el profesional.
He descubierto que una de mis herramientas más poderosas es el refuerzo positivo. Por favor, no lo veas como una técnica de manipulación paternalista, pues nunca la aplico con esa intención. La celebración de un aprendizaje refuerza una conducta, pero es que cuando nos sueltan en un entorno donde tenemos que aprender a estar cómodos en lo incómodo, este tipo de refuerzos son importantísimos para ubicarnos lo antes posible. Yo soy especialmente eficaz logrando esto en las etapas iniciales de una transformación organizacional, cuando la mayoría andamos algo desorientados.
La clave, para mí, está en hallar un buen balance entre ser estricto para señalar aquello que no se hace correctamente, y ser comprensivo con su situación particular. La “Prime Directive” es un buen recordatorio de que nuestros compañeros tratan de hacer el trabajo lo mejor que pueden, pero no siempre pueden hacerlo. Eso no quiere decir que queden libres de ser irritados. 😉
Han pasado muchas cosas y muchos amigos desde aquel primer salto al vacío (casi literalmente). Tantas que me da algo de vértigo. Desde luego, tomar decisiones por impulso como irme de vacaciones a Islandia con Jose y Roberto fue una de ésas, pero como de la mayoría no me arrepiento. Detrás de cada aparente locura ha venido (casi) siempre algo bueno. Ese “casi” no es suficiente, de momento, para desequilibrar la balanza.
¡Feliz 2018!
FOTO: Se trata del fondo de pantalla del portátil de mi ex-compañera en eDreams, Sabrina Hauptman. Toda una declaración de intenciones y un buen recordatorio de que hay que poner en práctica nuestros planes lo antes posible.