Pues bien, el caso es que el próximo día 3 de Junio, Ángel Medinilla dará una charla sobre Contratos ágiles subtitulada muy acertadamente “Vendiendo Scrum a tus clientes”. Lo que pasa es, y esa era la razón por la que comencé a responder a Leo, que creo que Ángel puede encontrarse con preguntas chungas del tipo “en España eso no se puede hacer”, “no veas cómo son mis clientes” y similares. No hace mucho unos amigos me dijeron justamente esto. Y lo peor de todo es que yo al menos no tengo argumentos suficientes para rebatirles.
Ayer estuve charlando con Xavi Albaladejo también sobre esto mismo y creo que ahora estoy mejor “armado”, puesto que puedo explicar que es posible plantear dos relaciones comerciales con los clientes: una basada en el clásico “fixed price and time” (precio y fecha cerrados) y otra basada en el contrato ágil, es decir, “time and materials” (horas x hombre cerrados) con alguna matización. A este último hay que conseguir quitarle ese “tufillo a charcutería prestación de servicios sin valor añadido” que algunos le encuentran porque no se lo explicamos bien, pero creo que esto es un problema menor.
Pero yo soy un “creyente” y sospecho que la lucha por convencer a los “no creyentes” puede ser muy dura cuando lleguemos a los argumentos fatalistas de “en España eso no se puede hacer”. Sobre todo porque muchos se escudan en ese fatalismo para no afrontar la realidad de su falta de productividad. Yo opino que el mayor problema que tenemos en nuestro sector no es que los clientes no nos quieran comprar proyectos ágiles (que no digo que no sea difícil) sino que no tenemos equipos productivos y capaces de adoptar una cultura ágil, donde todos debemos ser responsables y buscar la excelencia. Tengo la extraña sensación de que muchos equipos de desarrollo no son conscientes de que (hagan agilismo o no) no trabajan para su jefe (el que les paga las nóminas) sino para sus clientes (los que pagan las facturas y que sólo lo hacen de manera continuada si quedan satisfechos). Vale, también los continúan por razones “extra-comerciales”: sólo tengo 3 proveedores y este contrato le toca a fulanito -aunque siempre me entrega los proyectos tarde y con una calidad demencial-, o la fase X del proyecto ha sido una porquería, pero no me queda más remedio que dar la fase X+1 a los mismos porque ningún otro podría entender lo que hay hecho… Pero estas razones son muy tristes, ¿verdad?
Lo siento si alguien se molesta, pero sinceramente es lo que pienso. ¡Ah! Y no me vale que me digan que en el extranjero es igual que en España. A mi lo que me importa es que la productividad en España viene descendiendo de manera continuada desde el año 1995 y que parecemos estar cómodos con ello. La noticia es de 2006 pero no creo que hayamos mejorado significativamente desde entonces. Además, hay otros artículos más recientes (todos pre-crisis) que argumentan con más datos esto que digo.
Claro, si nuestros equipos son poco productivos porque el proceso de desarrollo es mejorable, la respuesta es fácil: mejora el proceso de desarrollo y aumentarás la productividad. Pero qué pasa si el problema es de actitud. Si cuando pides que de iteración a iteración mejoren la productividad y desde el becario hasta el jefe de proyecto, pasando por todos los seniors, ninguno asume su responsabilidad y trata de hacer mejor su trabajo y el de su equipo. He dicho mejor, no bien. Y lo digo sobre todo porque, como yo lo veo, esto del agilismo va de ir mejorando de manera continuada. Y aportar valor al cliente, no a tu jefe, sino al cliente.
Toda esta reflexión “en voz alta” me ha recordado lo que decía Ken Schwaber (uno de los autores de Scrum) pero entonces llegamos a otro tema peliagudo: la meritocracia (léase “¿son capaces nuestros gerentes de despedir a los vagos y a los inútiles?”). Glub, mejor no sigo. 🙂
Bueno, Ángel, prepárate para la charla del día 3, porque si nadie te pregunta esto ya te lo preguntaré yo. (Si no me pierdo otra vez para llegar, claro) 😀