Unas oficinas pulcrísimas y un ambiente de trabajo muy agradable. Y mis anfitriones una gente muy amable y con los que he congeniado muy bien. Me invitaron a un «nespresso» con leche muy rico: nada de esos cafés molidos que parecen «aguachirri«. Ya sabéis, la primera impresión es muy importante… 🙂
Herme se autodefinía como informático vocacional (a pesar de ser «teleco»), que defiende el aspecto artístico (yo prefiero decir artesanal) de nuestra profesión. Y efectivamente, se le ilumina la cara cuando me explica algunos problemas que durante estos años le han surgido y que quedan lejos del típico CRUD («altas, bajas, modificaciones y listados») al que desgraciadamente solemos empujar a los usuarios de nuestras aplicaciones. También me comentó cómo después de asistir al curso de Scrum que impartió Ángel Medinilla en Barcelona, dieron la vuelta «como un calcetín» a un proyecto y consiguieron que fuera todo un éxito. Escucharon a los usuarios y se dieron cuenta de que el enfoque «ingenieril» era inadecuado. Escucharon a los usuarios y consiguieron enfocarse hacia el éxito del proyecto.
Lástima que Hacienda haya perdido mi declaración del año pasado y tuviera que irme tan pronto. Probablemente siguieramos charlando todavía a esta hora… 🙂
Muchas gracias, Herme. Creía que estaba solo, pero resulta que hay más «informáticos vocacionales».