Amor

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El amor es un sentimiento. Por tanto, es algo no racional. Consideraciones éticas aparte, el amor es la gran fuerza que mueve al ser humano y que nos empuja a transformar el mundo que nos rodea. A veces para bien, a veces para mal.

Cuando pronunciamos la palabra Amor, frecuentemente pensamos en ese amor romántico entre dos personas (o más). Incluso a uno más amplio como el que nos suele unir a nuestros familiares y amigos más cercanos. Podemos llevar esa fraternidad un punto más allá y pensar en ese amor a las personas en general, o a un extremo y hablar de amor a todos los seres vivos en general.

A medida que ampliamos el círculo, se hace más difícil ver el amor conectado al concepto de afecto y deviene en una suerte de empatía: ponernos en el lugar del otro y tratar de sentir lo que esa persona siente.

¿Qué tiene todo esto de transformador? Un momento. Espera a que te cuente algo más. Hay otro tipo de amor: el amor por uno mismo. Dependiendo del grado de este tipo de amor egocéntrico podemos hablar de autoestima o llegar a un narcisismo patológico que impide al sujeto empatizar con nadie más que con uno mismo.

“La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.”
— Gabriel García Márquez

Quizás no haya que ser tan dramático como García Márquez y se suficiente con hablar de dilemas, es decir, elecciones entre algo malo y algo peor (o entre algo bueno y algo menos bueno, es lo mismo). Decidir entre algo bueno y algo malo no es un dilema, ¿verdad?. Pero volvamos al tema. Cuando tú o yo llegamos a un dilema, tenemos que decidir. Pues bien, en esa decisión interviene el amor (o su versión menos afectiva, la empatía). Decidimos dependiendo del amor que tengamos por aquellas personas afectadas por nuestra decisión. Del amor y del miedo, claro. El amor, ya sea por ellos o por nosotros mismos, nos llevará a a actuar (en un sentido u otro). El miedo, sin embargo, nos llevará a no actuar o a no favorecer alguna de las opciones. El miedo tiende a paralizarnos, el amor, a empujarnos.

Nos debatimos constantemente en esta eterna lucha entre el amor y el miedo. Por ejemplo, ese líder que decide dejar espacio a su equipo para que crezca está demostrando amor por ellos y, además, supera su miedo a las consecuencias de esa pérdida de control. Un claro ejemplo del amor superando al miedo. Por supuesto, también hay ejemplos del miedo superando al amor, pero en esos casos nunca hablamos de liderazgo sino de todo lo contrario. ¿No es cierto?

En este video, Simon Sinek habla sobre estos gestos de generosidad que tienen los líderes, pero lo hace desde una perspectiva diferente. Él usa la bioquímica como eje de su discurso. Concretamente, Sinek se centra en el efecto de cuatro hormonas (endorfina, dopamina, serotonina y oxitocina) sobre nuestro comportamiento, en particular sobre lo que yo calificaría como nuestro “comportamiento guiado por el amor” (love-driven behaviour, para los que prefieran el postureo idiomático).