El otro día escribía sobre las vacaciones y los cambios en los hábitos. En particular me interesaba en observarnos a nosotros mismos mientras disfrutamos de nuestras vacaciones. Como resultado de ese ejercicio extraje un patrón de enfrentamiento cultural del que, además, formo parte. Esto me permite reflexionar sobre las estrategias de acompañamiento que aplico en las organizaciones con las que trabajo. Hoy quiero hablarte del método que empleé para llegar a este resultado: el cambio de escala.
Imagina que vives en un pueblo turístico muy ruidoso. Un pueblo así simplemente está declarando sus valores, o mejor dicho, sus no-valores: no valoran la libertad de sus convecinos para acostarse temprano (o levantarse tarde), ni respetan al que necesita concentración para trabajar, ni son considerados con aquellas personas que simplemente prefieren vivir una vida tranquila…
Si, como yo, eres alguien amante de espacios silenciosos, vivir en un lugar ruidoso implica asumir unas ciertas pérdidas en la relación con tus vecinos, porque no puedes plantearte cambiar las costumbres de toda una localidad. Bueno, al menos no puedes hacerlo si eres un ciudadano más. ¿Qué pasaría si fueras responsable de Medio Ambiente de ese Ayuntamiento? Mmmm, así podrías influir mucho más en las decisiones.
Bien, cambia ahora de escala. Deja de pensar en un pueblo y piensa en una organización mucho más pequeña. Piensa, quizás, en tu empresa. ¿Cambia algo? ¿Puedes aplicar las reflexiones que has aplicado al anterior asunto, mucho más grande y complicado?
El método de resolución creativa de problemas conocido como pensamiento lateral (quizás también lo conozcas como pensamiento divergente o como “pensar fuera de la caja”) se basa en facilitar que nuestra mente aborde los problemas desde nuevas perspectivas. En este caso aplicamos un cambio de escala, de mayor a menor. Esto permite a nuestro cerebro encontrar patrones más generales, menos ligados a lo concreto y lo cotidiano. Ya sabes, que los árboles nos dejen ver el bosque. Luego, podemos probar esos patrones recién encontrados con nuestro escenario actual y evaluar su aplicación. Pero bien podríamos haber aplicado otro cambio: de menor a mayor, del pasado al presente (pasando por el futuro), invertir los roles de los implicados en el problema, enlazar unas ideas con otras…
Fíjate en el ejemplo de mi artículo anterior. En un momento dado me comparo con Colón, paso de ser un simple turista a un invasor. Quizás podría haber saltado de la metáfora turística a la metáfora invasora y habría llegado a otra conclusión. Quizás esa conclusión no me hubiera satisfecho, entonces la podría haber descartado y vuelto a la idea anterior, o crear una nueva metáfora. ¡Ojo! Esta técnica no sirve para encontrar la solución a un problema, sino para estimular nuestra mente (individual o colectiva) para explorar posibles soluciones o incluso para conocer mejor los límites del problema hasta poder enunciarlo.
Yo suelo aplicar esta técnica ya casi sin darme cuenta, aunque es bastante más divertido cuando lo puedes hacer con más gente porque así no te miran raro. Si lo pruebas y quieres compartirlo, estaré encantado de conocer tu experiencia. Y si me quieres ayudar a crecer en este terreno, te lo agradeceré mucho. Estoy convencido de que aprender a pensar es nuestro siguiente gran reto si queremos conseguir organizaciones y sociedades mejores.
LA FOTO: La imagen que ilustra este artículo es de la obra “Folding Table and Chairs Beige” del artista Robert Therrien, extraída de Flickr. Me ha parecido un simpático juego de escalas.