#AOS2012 Personas sobre formato y contenidos

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Ya llevo muuuucho retraso en escribir sobre el Agile Open Spain 2012, al que no hace mucho os invité. Normalmente suelo ser de los últimos en escribir porque me gusta antes escuchar lo que otros han pensado y, sobre todo, porque necesito mucho tiempo para poner en orden mis ideas. Soy un poco lentito… 🙂

Antes que nada agradecer al grupo de valientes maños que se puso al frente de la organización y que nos hizo estar tan a gusto. Me encantó el lugar, amplio y cómodo, y la sensación, en general, de falta de organización, es decir, de compromiso con la autoorganización. Se notaba la mano de @tolivern. 🙂 Me gustó mucho la sensibilidad para con los que decidieron atreverse a traer a sus familias, especialmente a los más pequeños. Es un camino que me gustaría seguir como parte de la organización de la @CAS2K12 (a los que, por cierto, les debo mis disculpas porque llevo varias semanas completamente fuera de juego). Lo siento mucho, chicos.

No voy a hacer un repaso de las charlas en las que estuve ni de en las que no estuve, en parte o completamente. Ya hay muchos otros resumenes y yo no podría aportar más que otra visión subjetiva. Mención especial para la que propuse con @berariel, Kaizen vs Kaikaku, a la que falté estrepitosamente a pesar de habernos currado el viernes una presentación épica, plena de dramatismo… Sin embargo, sí me gustaría hacer énfasis en algo que me pareció especialmente relevante.

El viernes por la tarde alguien preguntó (pensando quizás que @amuino andaba por la sala) sobre cuánta gente era la primera vez que asistía a un openspace. Sorprendentemente más de la mitad. Calculo que habría más de 100 manos levantadas. Hasta ahí nada especialmente resaltable. Lo verdaderamente asombroso, al menos a mí me chocó bastante, fue ver las caras atónitas de los camareros del restaurante donde comimos el sábado, rodeados de alrededor de 200 manos alzadas que cinco segundos antes charlaban animosamente entre ellos formando el típico bullicio español. Este ritual que la tribu agilista viene poniendo en práctica en cada evento desde el Agile Open de Barcelona (2010) era absolutamente desconocido para más de la mitad de los asistentes, sin embargo se habían adaptado en menos de 24 horas a los usos y costumbres de esta pequeña sociedad dentro de la sociedad. Entre cerveza y cerveza pagada por @atlassian_es y entre gol y gol de “la roja”, me acuerdo de comentar esto con @pablojimeno y cómo ambos hicimos una reflexión más propia de antropólogos como @MaicaTrinidad, que a buen seguro habría disfrutado mucho de nuestras rarezas e imperfecciones en la aplicación de las metodologías participativas.

En mi opinión, los que acudimos a Zaragoza para el #AOS2012 formamos parte de una tribu que representa una cultura emergente basada en unos valores muy fuertes, que ponen por delante a las personas y que resulta atractiva para todos los que se acercan a ella. Nuestros rituales son fáciles de asumir porque se basan en valores como el respeto y no en los rituales en sí mismos. De ahí probablemente que la mayoría de las personas con las que hablo se quedan encantadas con el formato “openspace” y con los contenidos que año tras año se ven en los tablones. Contenidos que se comparten generosamente entre gente que, fuera de nuestra tribu, seríamos vistos como competencia y que, de hecho, en muchos casos lo somos porque ofrecemos nuestros servicios a los mismos clientes. Pero lejos de esconder lo que sabemos lo compartimos porque sabemos que eso hace que la tribu, en su conjunto, sea más fuerte y, como consecuencia, también lo somos nosotros. Se trata de crecer juntos. Como dice @nimpedrojo en su artículo:

¿Que hay más importante que compartir algo que creéis bueno para todos con los demás, ayudando a su expansión?

Mensajes como el de @xav1uzz, llamándonos a una revolución activa que cambiará nuestro sector, serían impensables fuera de este contexto. Perdonad la inmodestia, pero me siento muy orgulloso de formar parte de esta tribu que no tiene miedo a la crisis, o el miedo justito, y la afronta con valentía, poniéndose de pié y ofreciendo con generosidad su tiempo, su energía, su conocimiento y, sobre todo, sus miedos y sus errores. Me siento muy orgulloso de ver cómo hay gente capaz de poner su prestigio profesional y personal en riesgo para organizar un evento tan grande como éste y hacerlo siendo fiel a los principios de autoorganización aunque eso pueda significar que algunas cosas no salgan tan bien como nos hubiera gustado, como la retrospectiva, que ningún año creo que terminamos de encontrar la fórmula para que nos ayude a que sea una verdadera ayuda para encontrar acciones de mejora. Lo dicho: ¡Gracias!

FOTO: Me gusta esta foto (gracias a @vgaltes) porque creo que representa bastante bien el espíritu de lo que quiero resaltar hoy: un grupo de profesionales, de todas las edades y no sólo programadores por cierto, que comparten sin esperar nada a cambio salvo respeto.