Esta reflexión me vino a la cabeza cuando estuve en Tenerife hace un par de semanas dando una charla. Allí coincidí entre otros muchos con un holandés que había decidido mudar su residencia y su trabajo a Tenerife simplemente porque el clima era estupendo. (Al menos eso me dijo).
Podéis decir que estoy equivocado, pero creo firmemente que en España no sabemos desarrollar software (¡ojo! ¡me incluyo!). Lógicamente es una generalización y, por tanto, injusta con algunos, pero no estoy hablando de casos particulares sino de “los grandes números”. Pero el mundo es muy grande y estoy seguro de que hay muchos buenos y expertos profesionales que preferirían trabajar en Canarias antes que en Groenlandia 🙂 si la infraestructura tecnológica fuera similar. El caso de este holandés que os comentaba antes es un buen ejemplo. Y creo que es interesante esta fórmula de invertir en crear condiciones para atraer talento, experiencia, inversores a las zonas que tradicionalmente exportan “sol y playa”. Estas zonas turísticas ya tienen mucha infraestructura que se podría adaptar fácilmente a dar servicio a pequeñas empresas tecnológicas y además tienen una imagen de marca muy atractiva y cultivada a lo largo de años: sólo tendrían que “matizar” su mensaje e, insisto, crear las condiciones necesarias para que los programadores, consultores, diseñadores, etc del norte de Europa y otras zonas del mundo donde tienen mucho menos sol que en España.
Muchos hablan de un cambio del modelo productivo, pues quizás deberíamos ir pensando en fórmulas algo más elaboradas que la mano de obra barata. ¿Alguien se anima?