Hace ya dos semanas que estuve en Zaragoza asistiendo al “Congreso sobre el Futuro de la Felicidad”, que es la manera más fácil de explicar al público en general de qué iba el primer TEDx organizado en Zaragoza. Desde entonces he vuelto a mi vida normal y durante este tiempo apenas he tenido un momento para pensar tranquilamente sobre lo que viví ese fin de semana. Me he encontrado en más de un momento mintiéndome a mi mismo diciendome “No tengo tiempo” mientras veía la tele o simplemente no estaba haciendo nada especialmente productivo. Sin embargo, mientras “niño2” está viendo Doraemon en la tele me he decidido a escribir esto porque, de repente, me he dado cuenta de que es una buena muestra de lo que para mi es ser feliz.
Voy a tratar de explicarlo un poco más porque quedaría demasiado simple. En el TEDx Zaragoza pude comprobar que hay gente genuinamente feliz, algunos extremadamente felices e incluso hasta incómodamente felices. 🙂 El envidioso que todos llevamos dentro me ha dicho más de una vez eso de “no se puede ser tan feliz: eso sólo puede ser una pose”. Sin embargo, creo que lo que he descubierto tras este “congreso” es que cada cuál vive la felicidad a su manera. No hay una definición universal de felicidad, pero sí hay gente más o menos proclive a ser feliz. Por ejemplo, Bob Esponja es MUY proclive a ser feliz. 🙂
Echando mano de mis notas leo el comentario de Jorge acerca de la estupenda charla de Barbara Ehrenreich:
La felicidad no puede ser impuesta.
Efectivamente, cada uno de los que allí estuvimos estaba interesado en un aspecto de la vida diferente, porque cada uno es diferente, y tenemos nuestras propias necesidades, miedos, pasiones… y seguro que podremos acordar que es algo simplista pretender que haya una única definición universal de cómo gobernar nuestras vidas para alcanzar la felicidad. Así, recuerdo cómo Allison Massari hablaba de que además de mucho amor y amigos, en ocasiones necesitamos también muchas agallas para ser felices. Idea muy relacionada con la charla de Enrique Comba donde casi daba forma corpórea a la resistencia que representa nuestro sistema límbico (el cerebro reptiliano) a la hora de tomar decisiones. Y también recuerdo cómo Pablo Herreros nos explicaba que hemos olvidado, como primates, el valor de cooperar entre nosotros para sobrevivir, hasta el punto de poner en peligro nuestra existencia como especie. Recuerdo a Juan Gasca hablando con pasión sobre cómo había ayudado a los chavales del catering para presentarnos uno de los desayunos más originales en los que he estado y del que seguro que se pueden sentir muy orgullosos. Y por supuesto recuerdo a Paco Salvador (@quesitosgiver) hablando de la generosidad como un activo incalculable en términos de felicidad. O a Maica, una antropóloga que quiere cambiar el mundo que me decía en el viaje de vuelta que había vuelto a creer en la Humanidad. O a Lucas (@CalvoConBarba), Teresa y su marido Alberto, Pablo, Rubén y todo el equipo en general… que nos decían exhaustos, con una sonrisa de oreja a oreja y con el corazón en un puño… TODO A LA VEZ… que su sueño se había hecho realidad.
Efectivamente, Nigel Marsh lo explica estupendamente en uno de los videos que vimos de un TEDx en Sydney:
Small things matter.
Por eso, para mi, estar sentado tranquilamente junto a “niño2” puede ser un momento de felicidad.
Cuando abrí mi caja con el kit para difundir la felicidad (que he de reconocer que está sin usar a fecha de hoy) #FAIL me encontré con la chapa que ilustra este artículo. Me pareció tan increiblemente acertada la frase que no acepté intercambiarla con nadie. Efectivamente, la felicidad no es un lugar al que ir sino un camino que recorrer porque (permitidme que cite el título de mi blog) “Se hace camino al andar…”. Y por eso mismo no creo que haya un futuro de la felicidad sino un presente, el que hacemos en cada instante de nuestras vidas, con nuestros pequeños detalles.
No quiero terminar sin agradecer a TODOS los que me hicieron pasar un extraordinario fin de semana con todos esos pequeños detalles. Un abrazo de varios segundos para todos.