El año que se acaba: 2018

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Escribo estas lineas con una extrañísima sensación. Hace justamente un año me estaba planteando muy seriamente aceptar un empleo en Jakarta (Indonesia) y mudarme allí durante una buena temporada. Las noticias que estamos recibiendo estos días desde aquella zona son absolutamente desoladoras. Sin embargo, tengo una especie de sensación de alivio que, aunque me hace sentir algo culpable, he de reconocer que me reconforta. Quizás yo o alguno de los míos podríamos ser una de esas víctimas.

Pero bueno, 2018 es otro año raro que se acaba. Ha ido muy bien en lo profesional, no tanto en lo personal, aunque el balance es positivo en cualquier caso. De todo lo malo que nos pasa, siempre hay algo bueno que extraer, no sólo porque «lo que no te mata te hace más fuerte» sino porque con los años he aprendido que la resiliencia consiste en aprovechar lo que nos viene en contra para salir reforzados.

El trabajo

El año ha sido satisfactorio en lo profesional. Terminé 2017 tomándome un descanso tras mi etapa en eDreams ODIGEO y valorando algunas alternativas, entre ellas mudarme a Indonesia, pero @P_Grueso (Tecnofor) se cruzó en mi camino para ponerme en contacto con @Gerardo_Ponte (BBVA) y participar en un proyecto bastante atractivo: la planificación trimestral de BBVA España, desde el área de finanzas, es decir, los procesos de gestión y aprobación presupuestaria del portfolio de proyectos (lo que en BBVA llaman la Single Development Agenda). Gerardo ha contado esta experiencia en la CAS2018 y cuando publiquen el video de su charla lo enlazaré por aquí.

Como freelance (por voluntad propia) he de decir que la relación con Tecnofor ha sido impecable: sin interrupciones de ningún tipo en mi trabajo y han sido puntuales en los pagos, a pesar de que la relación con una gran corporación como BBVA no es tan ágil como se esperaría en 2018. ¡Qué más se puede pedir!

Mi paso por BBVA me ha permitido reflexionar sobre algunos temas interesantes como, por ejemplo, el impacto de la planificación sobre los equipos (y por qué alguien termina pidiendo una estimación a pesar de que el trabajo se va a hacer sí o sí). Trabajar con el portfolio de proyectos de una organización como BBVA España ha sido una experiencia muy exigente a la vez que divertida y, ahora que estoy acabando con ellos, prometo escribir pronto un resumen sobre todo lo que he aprendido durante este año. Bueno, lo que se pueda contar, claro.

A pesar de ser freelance, he tenido poca actividad fuera de BBVA. Por un lado, reconozco haber desperdiciado bastante tiempo libre, pero también es cierto que el reto en BBVA me ha encantado, le he dedicado mucha energía y por ello, al llegar a casa, no me apetecía ni siquiera abrir el portátil. Debo aprender a gestionar esto mejor para el futuro, especialmente la procrastinación de actividades estratégicas para mí.

En cualquier caso, algo hice. Fueron apenas un par de formaciones, sin embargo he aprendido (por las malas) que el hábito de dar formación es importantísimo a la hora de impartirla. Por suerte, una de ellas fue en un formato que me encanta, el Agile clinic «in-house», pues es intenso, enfocado y orientado a necesidades concretas. Para mí es poco más que sentarme a tomar algo con unos amigos. Además, cuando los amigos son Juan Gasca y los @ThinkersCo, todo es más agradable. Así que este clinic lo disfrutamos mucho todos juntos y me han confirmado que les fue muy productivo.

Agile-Spain

Estar alejado de la Junta Directiva de la asociación Agile-Spain, después de los últimos dos años de trabajo intenso en los que estuve junto a mis compañeros de la anterior Junta, ha contribuido a disponer de más tiempo que dedicar a otras cosas y, sobre todo, a quitar esas preocupaciones de mi cabeza. Sin embargo, el apego emocional que tengo con esta institución me impide alejarme del todo. Bueno, eso y que de vez en cuando alguien me llama o me escribe para que resuelva algún «papeleo» del que aún soy responsable. 😛

En pleno mes de julio, haciendo un poco de malabares porque los niños ya no tenían clase, asistí al AOS2018, el décimo, y fue muy agradable sentir el cariño con el que había sido organizado este año por los agilistas de Caldes de Montbui. La sensación de participar de una verdadera comunidad fue bastante más alta que en años anteriores, seguramente porque yo también iba más dispuesto a ello que en otras ocasiones. Las actividades colectivas me ayudaron a recordar lo agradable que resulta hacer cosas juntos y qué importante es el papel de cada individuo para que el resultado sea excelente. Para muestra, un castell.

Aunque el trabajo en BBVA ha sido bastante exigente (al menos yo me lo he tomado así) y por ello mismo dejé de escribir en este blog durante una buena temporada, sí es cierto que he conseguido volver a ciertos buenos hábitos, como quedar con amigos (ya sea tomando algo en un bar, ya sea acercándome a eventos organizados por buenos amigos como el OpenBiko). En los últimos años me había alejado de los eventos porque, en general, para mí resultaban ser meros actos de networking y no me sentía a gusto. La mayoría de los «meetups» (y sé que es una generalización injusta) consisten en alguien, un ponente, que trata de mostrar lo que sabe hacer y una audiencia que acude a recibir algún conocimiento a bajo coste (gratis) y, de paso, tener la posibilidad de un contacto que les permita mejorar en su carrera profesional. Es un acto de consumo y no de colaboración, como bien explica Toño de la Torre en esta charla de la CAS2016.

La semana pasada, en el debate que propuse sobre la Conferencia Agile-Spain y que comentaré más adelante, Gastón hablaba de los showroom, que me parece una analogía muy apropiada para estos actos de consumo. Yo trato de alejarme de los showroom a riesgo de no hacer contactos comerciales. Bueno, al fin y al cabo, tampoco es que yo sea especialmente eficaz en ese tipo de actividad. 😏

Insisto en que sé que estoy haciendo una generalización injusta para con quienes ponen mucha energía e ilusión en hacer comunidad (por ejemplo, el incombustible @nhpatt), pero es tan abrumadora la mayoría que participa de los actos de consumo, que distinguir cuáles son actos de colaboración y cuáles de consumo se me hace una tarea imposible. Tengo alguna idea que me ronda la cabeza para 2019, pero las empezaré a trabajar cuando termine en BBVA, porque espero tener energía y tiempo libre para ello. Ya veremos.

Libros, podcasts y videos de 2018

Algo escribí sobre «The Age of Agile» de @stevedenning, que me parece un buen libro de lo que conocemos por agilidad en los negocios (business agility). Aún tengo pendiente acabar de leer los últimos capítulos y escribir un resumen, pero si te interesa, por aquí comenté apenas un apartado del libro en el artículo titulado «Los 6 errores que Salesforce NO cometió». En cualquier caso, mi libro favorito de 2018 ha sido (con diferencia) «Practical Kanban» de @KlausLeopold. Como con el anterior, también tengo previsto escribir sobre él, pero no tengo claro si hacer resúmenes de libros es algo a lo que debiera dedicar mi tiempo libre.

También me leí «Metáforas de la Vida Cotidiana», de G. Lackoff y M. Johnson, y me releí «La Seducción de las Palabras», de Á. Grijelmo, pero no sé si los recomendaría salvo que te interese tanto como a mí el Poder de las Metáforas. 😉 Por cierto, amenazo con seguir escribiendo sobre metáforas.

Para 2019 tengo más libros esperándome de los que puedo ojear (y de entradas en @jmbeas" target="_blank" rel="noreferrer noopener" aria-label="Pocket (opens in a new tab)">Pocket ya ni hablo). La verdad es que no suelo leerlos completamente sino que primero los repaso en diagonal y luego, si acaso, les dedico una lectura más detenida a los capítulos que me interesan. Esto me resulta más fácil si el libro es físico que en digital (especialmente en Kindle, que es muy incómodo para ojear), por lo que muchos han quedado en una especie de «pozo de la procrastinación». Quizás debiera cambiar mi estrategia porque confieso que admiro a gente como @atassani o @jaumejornet, que leen muchísimo y, además, recuerdan y aplican con inteligencia lo que leen. De momento, tanto en digital como en físico me esperan libros tan variados como:

  • «Lidera el Cambio Exponencial», de E. Bühler (que está el primero en la lista después de la cena de networking de la CAS, aunque lleva ya demasiado esperando en el Kindle)
  • «Toyota Practice Guide», de M. Rother
  • «Métodos de Análisis del Discurso», de R. Wodak
  • «Narrar el Aprendizaje», de J.J. Vergara
  • «La Estructuración de las Organizaciones», de H. Mintzberg
  • «La Quinta Disciplina en la Práctica», de P. Senge
  • «Memecracia», de D. Rodriguez
  • «No tengo tiempo», de J. Moruno
  • «La Meta», de E. Goldratt (es que sólo me vi la película)

No todos son estrictamente lo que podríamos llamar «libros técnicos», pero es obvio que debería haber alguna novela en esa lista. Trataré de compensarlo leyendo más con los niños. En verano nos leimos juntos «Ready Player One», de E. Cline, y lo disfrutamos mucho.

Quizás para compensar que leo menos de lo que me gustaría, trato de escuchar algunos podcasts para mantenerme alerta y estimulado. Este año he confirmado que el podcast de @CarlosTheSailor («En el mundo real») es mi favorito, seguido muy de cerca de @vostokseis y mis amados @estamosenorion, pero en cuanto a ficción declaro mi amor a @guerra3. Ya me encantaron las dos temporadas de @ElGranApagon, pero esta nueva serie nos ha encantado (a los niños también durante el viaje hacia nuestras vacaciones de Navidad).

Este año he estado más sedentario y seguramente por eso he observado que estoy consumiendo mucho más video que antes. También porque cada vez hay más contenidos interesantes en este formato. He repasado la lista de videos que he visto este año pero no sabría decidirme por un par de ellos que representen lo que he aprendido este año en ese formato o que sean relevantes por algo. Seguramente, por la experiencia vivida, me quedaría con el video resumen del AOS2018, pero qué caramba, este pase de micros del ganador de OT2018 me pareció bestial y quería compartirlo. 🙂

Ahora en serio, creo que el contenido que han ido acumulando las amigas de Autentia Media es espectacular y muy, muy valioso. También he descubierto este canal en YouTube del Business Agility Institute en el que he visto que hay alguna que otra charla muy interesante.

Eso sí, no me pierdo ningún video del canal de @JaimeAltozano, al que estoy abonado gracias a que mis hijos tienen mejor criterio que yo en esto de YouTube.

Para 2019

Si no conoces mi charla «Los estados intermedios», escribí de ella en su momento e incluso compartí el video. En 2019 pretendo trabajar más sobre este tema porque lo veo esencial a la hora de trabajar las transformaciones. Prácticamente todas las que veo o sobre las que escucho hablar están guiadas por un plan de despliegue predictivo: un «rollout» con hitos en los que han debido cumplirse ciertas métricas de vanidad del estilo «número de equipos que han recibido formación» o «número de departamentos reorganizados según un cierto plan maestro». Seguir estos planes como fin y no como medio para conseguir la agilidad de una organización es no entender que el problema de la agilidad organizacional es un problema complejo y, por tanto, estar aplicando el tipo de solución equivocada. Por eso mismo complementé el artículo de «Los estados intermedios» con otro sobre complejidad y Cynefin.

Este año he tenido la suerte de volver a programar un poco (Python y Apps Script) para visualizar datos con Kumu y para automatizar una parte del proceso de planificación trimestral (y evitar a los equipos tener que acudir a un evento multitudinario). Pero tengo una espinita clavada con los chatbots. Ya he empezado alguna prueba con DialogFlow, pero me lo quiero tomar en serio durante 2019 porque es un mundo con muchísimas posibilidades de uso en transformaciones culturales y de procesos.

Pero el último jaleo en el que me he metido es en poner sobre la mesa la necesidad de cambiar el diseño de la Conferencia Agile-Spain (la CAS). Mi explicación la escribí justo la semana pasada, pero el debate que le ha seguido ha sido muy interesante. Sospecho que no ha terminado, aunque haya perdido fuelle, y habrá que ver si lo convertimos en acciones concretas (o no).

De todos modos, hace ya tiempo que ni hago grandes planes ni me planteo propósitos de Año Nuevo. He aprendido a navegar las olas (metafóricamente hablando) y a echar la vista atrás de vez en cuando. Yo suelo hacer retrospectiva íntimamente en primavera, por cosas de la edad, pero fin de año tampoco está mal, especialmente si además lo hacemos en público para compartir y celebrar con los demás.

¡Feliz 2019!


LA FOTO: Creo que un retrovisor es la mejor metáfora para representar este año que casi ha pasado. Te deja ver lo que viene, pero te sirve para tener presente lo que has dejado detrás (e incluso lo que puede estar volviendo a adelantarte aunque lo creyeras superado). Photo by Tim Trad on Unsplash

Por cierto, no sé si te has fijado, pero he hecho unos leves cambios en la apariencia del blog y en mi site jmbeas.es (que lo tenía muy abandonado). En el blog apenas he cambiado a una nueva fuente (Gentium Basic), he hecho el espacio de lectura un poco más ancho y la nube de etiquetas en el pié un poco más compacta. Espero que te haga la lectura más cómoda. En el site he metido la tijera porque había muchos contenidos obsoletos. Todavía queda por actualizar contenidos, pero al menos ya no parece un lugar abandonado.